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¡El tránsito a un nuevo tiempo! La Divina Misericordia

  1. La palabra de Dios
    1. La Palabra de Dios y la Madre de Dios

1o) «Ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,48). Si queremos captar a Dios y los signos de los tiempos, ésta es la primera condición. Y María lo tenía claro: —Él es Dios; yo soy una criatura pequeña. —Él es más grande que yo; sus caminos puedo escrutarlos, pero no agotarlos… «María es grande precisamente porque no quiso hacerse grande a sí misma. Ella sabe que sólo si Dios es grande también el hombre es grande» (Benedicto XVI) (Ampliación: La libertad humana teme a la grandeza de Dios).

2o) «Magnificat anima meva Dominum!»Proclama mi alma las grandezas del Señor») (Lc 1,46). El “Magnificat” es un gran poema que nos llega de los labios y del corazón de María, y que manifiesta un gran dominio de la Palabra de Dios por parte de Santa María:

a) «El "Magnificat" es del todo original, pero, a la vez, es un “tejido” bordado con “hilos” del Antiguo Testamento, hecho de la Palabra de Dios. Entonces nos damos cuenta de que María estaba “como en su casa”, de la cual entra y sale con toda naturalidad» (Benedicto XVI).

b) «Quisiera llamar la atención sobre la familiaridad de María con la Palabra de Dios: vivía de la Palabra de Dios y estaba impregnada de ella. La penetraba la sabia luz divina, y por eso era tan noble, tan bondadosa, tan radiante de amor» (Benedicto XVI).

3o) «Ecce ancilla Domini» (Lc 1,38). ¡Ésta es la respuesta personal de Santa María! (hace 2.000 años, y también ahora). Y éste es el consejo que, desde la bodas de Caná, nos dirige a todos: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5).

¡Así leía Ella los signos de sus tiempos y de sus momentos! Ella no sabía qué haría Jesús ante el problema de la escasez de vino, pero sí sabía qué podía hacer Ella: decirlo a su Hijo y dejarlo en sus manos.

4o) «Y el ángel se retiró de su presencia» (Lc 1,38). «Ya no hay ángeles a su alrededor. El ángel marcha, la misión permanece» (Benedicto XVI). Santa María tendrá que afrontar las oscuridades de su vida confrontándose (guiándose) con la Palabra de Dios… ¡Como cualquiera de nosotros! (Ampliación: María es la dócil servidora de la Palabra divina).

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