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¡El tránsito a un nuevo tiempo! La Divina Misericordia
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La palabra de la Madre de Dios
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Intervención explícita creciente de Santa María
- Tema aparte: Garabandal y Medjugorje. Unas pinceladas…
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Intervención explícita creciente de Santa María
1o) «Queridísimos: no creáis a cualquier espíritu, sino averiguad si los espíritus son de Dios» (1Jn 4,1). Decimos “tema aparte” porque, en uno y otro caso, la autoridad eclesial todavía no se ha pronunciado de manera definitiva sobre la autenticidad de sus revelaciones:
a) Si son auténticas, María se encargará —como siempre— de confirmarlo. ¡Es cuestión de tiempo!
b) Por otro lado, son las apariciones más recientes y, en parte, es lógico que estén pendientes de juicio definitivo. Garabandal necesita tiempo (algunos anuncios proféticos se deberían cumplir) y en Medjugorje todavía continúan las apariciones.
c) Una peculiaridad añadida: por el hecho de ser tan recientes y por su prolongada reiteración, se ha podido obtener más documentación gráfica y audiovisual que en ningún otro caso.
2o) «Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra» (Mt 10,23). Como acostumbra a ser, tanto unas como las otras de estas apariciones, han estado rodeadas de “polémicas” diversas (dudas, desconfianzas, ironías…), provenientes mayormente de los “entendidos”, “científicos” y, también, de las propias autoridades civiles y eclesiásticas:
a) En Garabandal, podríamos decir, esta oposición fue particularmente grotesca y de mal gusto: por la falta de constancia en la fe (de algunos) del pueblo (siempre pedían milagros y más milagros, cosa que no le hacía ninguna gracia a la Virgen María); por la división y envidias entre los habitantes del pueblo; por la sorprendente y encarnizada oposición del obispado… Da la impresión de que, en vista de las resistencias, María Santísima se “cansó”: anunció con tono de desencanto que no se volvería a aparecer…
b) Y también da toda la impresión de que lo ha vuelto a intentar en Medjugorje… ¡Los paralelismos son notables!
3o) De todas formas, de lo que no podemos dudar es de lo que cualquier observador externo ha podido constatar:
a) Los videntes, personas sencillas. «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes, y las has revelado a los pequeños» (Mt 11,25). En ambos casos, como casi siempre, se trata de gente joven —o niños— y de ambiente rural, con bajo nivel de formación intelectual: lo propio de un pueblo de las montañas de Santander (España) en el año 1961 o de un pueblo de los Balcanes todavía dentro de la era comunista (año 1981). Esta extrema sencillez e inocencia tiene todo el sabor mariano.
Si bien la Virgen María sólo es vista por los videntes escogidos, todos los observadores externos han podido describir a los videntes y su peculiar estado de éxtasis durante las apariciones (con muchas características concordantes con los videntes de anteriores apariciones).
b) Ortodoxia. «Por sus frutos los conoceréis» (Mt 7,20): en todos los mensajes supuestamente recibidos y transmitidos, tanto en un lugar como en el otro, no hay la más mínima contradicción con la enseñanza magisterial de la Iglesia. Y, ¡atención!, estamos hablando de miles de comunicados (que en general son de un contenido muy cotidiano, moviendo a la piedad, a la preservación de la familia y de las buenas costumbres, etc.).
c) Frutos espirituales. «No os engañéis, hermanos míos queridísimos. Toda dádiva generosa y todo don perfecto vienen de lo alto» (Sant 1,16-17). A raíz de estas apariciones han surgido importantes movimientos de piedad y conversiones, a la vez que numerosas vocaciones para la más variada destinación carismática.
d) Los videntes, personas seglares (¡una gran novedad!). Tanto las videntes de Garabandal como los de Medjugorje han permanecido en el estado laical, la mayor parte de ellos comprometidos en matrimonio y formando una familia. Una novedad muy acorde con el “descubrimiento” de los fieles laicos en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II.
No olvidemos que, por ejemplo, en los años de Lourdes (lo mismo que Mélaine de La Salette, y Lucia de Fátima) era impensable que una vidente, como Bernadette, permaneciera en el mundo: eclesialmente no era imaginable otra cosa para ella que no fuera el estado religioso. Afortunadamente, ella sintió que ésta era su vocación… Pero, en todo caso, en el ambiente se respiraba una mentalidad negativa respecto del mundo, del cual Bernadette —la vidente de la Señora de Massabielle— debía apartarse.
3o) «Protegió a Israel, su siervo, recordando su misericordia, como había prometido a nuestros padres, Abrahán y su descendencia para siempre» (Lc 1,54-55). El Todopoderoso, a través de María, nos ve y nos acompaña:
a) Podríamos decir que Garabandal y Medjugorje son una “actualización” de las anteriores “visitas” de Santa María. Las peticiones de la Madre de Dios no han cambiado (la conversión moral), pero sí el tono de urgencia.
b) “Tema aparte”: «María permaneció (…) unos tres meses» (Lc 1,56). La Visitación de María a la madre de Juan, como “visita”, fue “exageradamente” larga, prolongada: ¡tres meses! Fue mucho más que una “visita”: hasta que María no concluyó su tarea, no volvió a Nazaret con su esposo…
Acaso, ¿no se repite la misma historia, particularmente, en Garabandal y Medjugorje? ¡Hasta que no complete la misión, continuará!