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Evangelio de hoy + breve explicación teológica

Domingo de Pentecostés
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Texto del Evangelio (Jn 20,19-23): Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, (…) se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «(…) La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo (…)».

Dios Espíritu Santo

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy celebramos la fiesta de un "Personaje" que nos resulta misterioso: el Espíritu Santo. Él es un "Alguien divino": la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Cristo —en la Última Cena— dio su Cuerpo y su Sangre a los Apóstoles. Ahora, ya resucitado, les da el Espíritu Santo, su propio Espíritu. Esta donación se completó cincuenta días después, el día de "Pentecostés".

A Jesús lo podemos imaginar, porque es Dios Hijo que se hizo hombre. Gracias a su sacrificio en la Cruz, el Espíritu Santo es enviado a nosotros. No podemos imaginar cómo es, porque no es material: es espíritu puro, es Alguien real, es una Persona. Permanece entre y dentro de nosotros como la "sombra de Cristo".

—Espíritu Santo, Amor Divino: veo a los Apóstoles transformados después de recibirte: perdieron el miedo y empezaron a predicar con convicción y sabiduría. Transfórmame también a mí: métete en mi corazón, en mi entendimiento y conduce mi existencia para que la viva divinamente.


El Espíritu Creador tiene un corazón: ¡es Amor!

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy nos preguntamos: ¿quién es el Espíritu Santo? Una primera respuesta nos la da el gran himno pentecostal de la Iglesia "Ven, Espíritu Creador": el mundo en que vivimos es obra del Espíritu Creador. Pentecostés no es sólo el origen de la Iglesia; Pentecostés es también una fiesta de la creación.

El Espíritu Santo sale a nuestro encuentro a través de la creación y su belleza. Sin embargo, a lo largo de la historia, la creación buena de Dios ha quedado cubierta con una gruesa capa de suciedad, que hace difícil reconocer en ella el reflejo del Creador.

—Pero el Espíritu Creador viene en nuestra ayuda. Ha entrado en la historia y nos habla de un modo nuevo. En Jesucristo vemos algo totalmente inesperado: en Dios existe un "Yo" y un "Tú", existe el Hijo que habla con el Padre, y ambos son uno en el Espíritu. El Dios misterioso no es una soledad infinita; es un acontecimiento de amor. ¡El Espíritu Creador tiene un corazón! ¡Es Amor!



Pentecostés: Dios salió de su intimidad y vino a nuestro encuentro

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy vemos algo totalmente inesperado: en Dios existe un "Yo" y un "Tú". El Dios misterioso no es una soledad infinita; es un acontecimiento de amor. Si al contemplar la creación pensamos que podemos vislumbrar al Espíritu Creador, a Dios mismo, casi como matemática creadora, como poder que forja las leyes del mundo y su orden —pero luego también como belleza—, ahora llegamos a saber que el Espíritu Creador tiene un corazón: ¡es Amor!

Existe el Hijo que habla con el Padre. Y ambos son uno en el Espíritu, que es, por decirlo así, la atmósfera del dar y del amar que hace de ellos un único Dios. Esta unidad de amor, que es Dios, es una unidad mucho más sublime de lo que podría ser la unidad de una última partícula indivisible. Precisamente el Dios trino es el único Dios.

—A través de Jesús, por decirlo así, penetra nuestra mirada en la intimidad de Dios. Él, de alguna manera, salió también de su intimidad y vino a nuestro encuentro. Esto se realiza ante todo en su vida, pasión, muerte y resurrección; en su palabra.