Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
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Evangelio de hoy + breve explicación teológica
El Orden habilita para el ejercicio del ministerio, confiado por Jesús a los Apóstoles
REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa Francisco) (Città del Vaticano, Vaticano)Hoy, contemplamos que el Orden —constituido por los tres grados de episcopado, presbiterado y diaconado— es el sacramento que habilita para el ejercicio del ministerio, confiado por Jesús a los Apóstoles, de apacentar su rebaño, con el poder de su Espíritu y según su corazón. Si no lo hace con amor no sirve. Los ministros que son elegidos y consagrados para este servicio prolongan en el tiempo la presencia de Jesús, si lo hacen con el poder del Espíritu Santo, en nombre de Dios y con amor.
Aquellos que son ordenados son puestos al frente de la comunidad. Están “al frente” sí, pero para Jesús significa poner la propia autoridad al servicio, como Él mismo enseñó a los discípulos. En virtud del Orden, el ministro se entrega por entero a la propia comunidad y la ama con todo el corazón: es su familia. El obispo, el sacerdote aman a la Iglesia en la propia comunidad como Cristo ama a la Iglesia.
—¡Un sacerdote, que no está al servicio de su comunidad no hace bien!
La libertad tiene un "precio"
REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)Hoy, mientras los Apóstoles "discuten", Jesús se ofrece. De hecho, en la historia de la humanidad podemos distinguir entre aquellos que han "pagado menos" por su libertad (sirviéndose abusivamente de los demás) y aquellos que han "pagado más" por su libertad (sirviendo pacientemente a los demás). Dios, infinitamente libre en Sí, realmente, ha pagado mucho por la libertad de todos.
El hombre que entiende la libertad como el simplemente hacer lo que quiere, vive en la mentira, pues por su propia naturaleza forma parte de una "reciprocidad", su libertad es una libertad que debe compartir con los otros. Tras la pretensión de ser enteramente libre, sin un "de dónde" y un "para", se esconde no una imagen de Dios, sino una imagen idolátrica.
—El Dios real es, por su esencia, un total "Ser-para" (el Padre), "Ser-desde" (el Hijo) y "Ser-con" (el Espíritu Santo). Ahora bien, el hombre es precisamente imagen y semejanza de Dios porque el "desde", el "con" y el "para" constituyen la figura antropológica fundamental.