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Evangelio de hoy + breve explicación teológica

Domingo XVII (C) del tiempo ordinario
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Texto del Evangelio (Lc 11,1-13): Un día que Jesús estaba en oración, en cierto lugar, cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan lo enseñó a sus discípulos». Les dijo: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día el pan que necesitamos. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos todos los que nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación’» (…).

El “Padrenuestro”: la 4ª petición (el pan de cada día)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy apreciamos la cuarta petición del “Padrenuestro” como la más “humana” de todas: el Señor, que orienta nuestra mirada hacia lo esencial, a lo “único necesario”, sabe también de nuestras necesidades terrenales y las tiene en cuenta.

Él, que dice a sus Apóstoles que no estén agobiados por la vida pensando qué van a comer, ahora nos invita a pedir nuestra comida. El pan es “fruto de la tierra y del trabajo del hombre”, pero la tierra no da fruto si no recibe desde arriba el sol y la lluvia. Esta combinación de las fuerzas cósmicas que escapa de nuestras manos se contrapone a la tentación de nuestro orgullo, de pensar que podemos darnos la vida por nosotros mismos o sólo con nuestras fuerzas.

—Aquí, además, se habla de “nuestro” pan: oramos en la comunión de los discípulos, en la comunión de los hijos de Dios, y por eso nadie puede pensar sólo en sí mismo. Nosotros pedimos nuestro pan, es decir, también el pan de los demás.

El “Padrenuestro”: la 4ª petición (el Pan de la Eucaristía)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, la petición del “pan para hoy” nos recuerda los cuarenta años de marcha por el desierto, en los que el pueblo de Israel vivió del maná que Dios le mandaba —día a día— del cielo.

De hecho, los Padres de la Iglesia han interpretado casi unánimemente la cuarta petición del “Padrenuestro” como la petición de la Eucaristía. Así, la oración del Señor aparece en la liturgia de la santa Misa como si fuera la bendición de la mesa eucarística. Los Padres piensan en los diversos sentidos de esta expresión que parte de la petición de los pobres del pan para ese día: precisamente de ese modo —mirando al Padre celestial que nos alimenta— recuerda al pueblo de Dios errante, al que Él mismo alimentaba.

—El milagro del maná, a la luz del gran sermón de Jesús sobre el pan, remitía a los cristianos casi automáticamente más allá, al nuevo mundo en el que la Palabra eterna de Dios será nuestro pan, el alimento del banquete de bodas eterno.