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Evangelio de hoy + breve explicación teológica

Ascensión del Señor (A)
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Texto del Evangelio (Mt 28,16-20): En aquel tiempo, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado (…). Se acercó a ellos y les habló así: «(…) He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

La Ascensión: Cristo recibe el homenaje del cielo

Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)

Hoy contemplamos cómo antes de subir al cielo con su cuerpo resucitado, Jesús manda a la Iglesia continuar con su misión en el mundo: de ahí el encargo de predicar el Evangelio, enseñar a las gentes, hacer nuevos discípulos y bautizar.

Cristo regresa a la gloria de Dios y deja de hacerse físicamente visible. Después de haber vivido entre nosotros y de sacrificarse amorosamente por nuestra causa, Jesucristo está ahora "sentado" a la derecha del Padre: el Cielo le rinde homenaje y el Padre acepta el sacrificio ofrecido por nuestra salvación. Jesús volverá para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Mientras tanto, Él no nos abandona, sino que por el Espíritu Santo, está y estará siempre con nosotros hasta el fin del mundo.

—Te alabamos, Padre, porque en Cristo nos das la vida y la gracia. Te pedimos que nos concedas participar un día de la gloria que tu Hijo ya posee en plenitud.



En la Ascensión de Jesús, su “irse” es un “venir”, un nuevo modo de cercanía

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, el Jesús que se despide no va a alguna parte en un astro lejano. Él entra en la comunión de vida y poder con el Dios viviente, en la situación de superioridad de Dios sobre todo espacio. Por eso “no se ha marchado”, sino que, en virtud del mismo poder de Dios, ahora está siempre presente junto a nosotros y por nosotros.

En los discursos de despedida en el Evangelio de Juan, Jesús dice precisamente esto a sus discípulos: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Aquí está sintetizada maravillosamente la peculiaridad del “irse” de Jesús, que es al mismo tiempo su “venir”, y con eso queda explicado también el misterio acerca de la cruz, la resurrección y la ascensión. Su “irse” es precisamente, así, un “venir”, un nuevo modo de cercanía, de presencia permanente, que Juan pone también en relación con la alegría, mencionada en el Evangelio de Lucas.

—Él no está ahora en un solo sitio, sino que está presente al lado de todos, y todos lo pueden invocar en todo lugar y a lo largo de la historia.


La Ascensión: Jesús, junto al Padre, siempre nos ve y nos oye

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, Jesús está junto al Padre, no está lejos, sino cerca de nosotros. En el Evangelio hay un pequeño relato muy bello (cf. Mc 6,45-52), en el que Jesús anticipa durante su vida terrenal este modo de cercanía.

Después de la multiplicación de los panes, el Señor ordena a los discípulos que suban a la barca, mientras El despide a la muchedumbre. Luego se retira “al monte” para orar. Por tanto, los discípulos están solos en la barca. Tenían el viento en contra, el mar agitado. Están amenazados por la fuerza de las olas y la borrasca. El Señor parece estar lejano, haciendo oración en su monte. Pero como está cerca del Padre, Él los ve. Y porque los ve, viene hacia ellos caminando sobre el mar, sube a la barca con ellos y hace posible la travesía hasta su destino.

—Esta es una imagen para el tiempo de la Iglesia. El Señor está “en el monte” del Padre. Por eso nos ve y puede subir en cualquier momento a la barca de nuestra vida. ¡Podemos invocarlo siempre, estando seguros de que Él siempre nos ve y siempre nos oye!