Hoy la Iglesia honra la memoria de Mons. Álvaro del Portillo, obispo y Prelado del Opus Dei. Fue beatificado el 12 de mayo de 2014, día en el que se cumplían años de su Primera Comunión. Él afirmaba que su mayor alegría era recibir la gracia de Dios en la Confesión y «cada vez que Él viene a mí en la Comunión».

“Ingeniero de Caminos” de formación (con doctorado), fue también doctor en Filosofía y Derecho Canónico. En 1944, junto con otros dos, fue ordenado sacerdote: eran los primeros presbíteros surgidos del Opus Dei (preparados personalmente por san Josemaría). En 1946 se trasladó definitivamente con el Fundador a Roma, y muy pronto fue llamado a trabajar como consultor de la Santa Sede. Realizó una importante aportación al Concilio Vaticano II, siendo Secretario de la “Comisión sobre la disciplina del clero” (de la cual emanó la preparación de ”Presbiterorum ordinis”) y consultor de otras comisiones. Sus libros “Fieles y laicos en la Iglesia” y “Escritos sobre el sacerdocio” dan cuenta de su personal aportación teológica.

—Primer sucesor del Fundador, en 1982 fue nombrado prelado de la recién erigida Prelatura del Opus Dei, y en 1991 fue consagrado obispo. Siempre será recordado como hijo fidelísimo del Padre (san Josemaría) y entrañable padre de los fieles miembros de la Obra confiados a él como pastor y formador por lo que atañe a la santificación de la vida ordinaria en medio del mundo. Su lema episcopal era “Regnare Christum volumus”.