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Evangelio de hoy + breve explicación teológica

27 de Junio: San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia
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Texto del Evangelio (Mt 5,13-19): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres (…).

»No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. En verdad os digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que se cumpla».

San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia (370/80-444)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy nos encontramos con una gran figura: san Cirilo de Alejandría (370/80-444). Cirilo fue definido en el Oriente griego como “custodio de la exactitud” —que quiere decir custodio de la verdadera fe— e incluso como “sello de los Padres” (por su constante referencia a los autores eclesiásticos precedentes —entre éstos sobre todo a Atanasio— con el objetivo de mostrar la continuidad de la propia teología con la tradición, garantía de continuidad con los Apóstoles y con Cristo mismo).

Cirilo pronto se encaminó hacia la vida eclesiástica y recibió una buena educación, tanto cultural como teológica. Tras la muerte de su tío Teófilo (obispo de Alejandría), Cirilo, que aún era joven, fue elegido en el año 412 obispo de la influyente Iglesia alejandrina, gobernándola con gran firmeza durante treinta y dos años.

Cuando en el año 428 fue elegido obispo Nestorio, el nuevo obispo de Constantinopla suscitó pronto oposiciones, pues en su predicación prefería para María el título de “Madre de Cristo”, en lugar del de “Madre de Dios”, ya entonces muy querido por la devoción popular. El motivo de esta decisión del obispo Nestorio era su adhesión a la cristología de la tradición antioquena que, para salvaguardar la importancia de la humanidad de Cristo, acababa afirmando su separación de la divinidad. La reacción de Cirilo fue casi inmediata (cf. Concilio de Éfeso, a. 431).

—San Cirilo de Alejandría fue un incansable y firme testigo de Jesucristo, Verbo de Dios encarnado, subrayando sobre todo la unidad: «Uno solo es el Hijo, uno solo el Señor Jesucristo, ya sea antes de la encarnación ya después de la encarnación».