Hoy Jesús nos llama a lanzarnos sin vacilar a la aventura que Él nos propone, con la inteligencia y la fuerza que vienen de su Espíritu. En este marco, contemplamos a san Carlo Acutis: un adolescente de nuestros días, enamorado de Jesús y dispuesto a dar todo por Él.

Carlo encontró a Jesús en su familia; después en la escuela, y, sobre todo, en los sacramentos, celebrados en la comunidad parroquial. De ese modo, creció integrando naturalmente en sus jornadas de niño y de adolescente la oración, el deporte, el estudio y la caridad.

Este joven santo cultivó el amor a Dios y a los hermanos a través de medios sencillos, al alcance de todos: la Santa Misa diaria, la oración y, especialmente, la adoración eucarística. Carlo decía: «Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos». Y escribió: «A lo único que debemos temer realmente es al pecado»; y se maravillaba porque «los hombres se preocupan mucho por la belleza del propio cuerpo y no se preocupan, en cambio, por la belleza de su propia alma».

—Carlo Acutis es una invitación para todos nosotros, sobre todo para los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de ella una obra maestra. Nos anima con sus palabras: “No yo, sino Dios”.