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¡El tránsito a un nuevo tiempo! La Divina Misericordia
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La palabra de la Madre de Dios
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Garabandal: el rostro de una Madre maravillosa
- ¿Qué veían las videntes?
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Garabandal: el rostro de una Madre maravillosa
1o) «Desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa» (Jn 19,27). Una Madre de gran belleza; muy señora y muy joven a la vez (entre paréntesis: en Lourdes y en Fátima, los videntes le ponían unos 17 años), muy y muy alegre, atenta, solícita y condescendiente; muy risueña y muy cariñosa y generosa en manifestaciones de ternura (muchos besos). Muy femenina. Muy atenta y muy cercana a nosotros: no la vemos, pero Ella nos ve y nos mira constantemente; nos ve por fuera y puede ver nuestro interior (Santa María recibe nuestros pensamientos dirigidos a Ella). Uno de los testimonios, el P. Luis Mª Andreu SJ, advertía a su hermano Ramón Mª, también jesuita: «Mucho cuidado con lo que pienses, porque aquí la transmisión del pensamiento es fulminante».
2o) «Como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn 13,34). Era muy bonita la relación entre las mismas videntes en situación de éxtasis: perfectamente hermanadas (con verdadera “sintonía de corazón”) entre ellas, con manifestaciones de caridad hacia todos. Un ejemplo: a una de ellas —en éxtasis— se le escuchó como se ofrecía (ante la Virgen María) para tener la mitad del tiempo de éxtasis a fin de que otra —que gozaba de menos apariciones— pudiera tener más ratos de éxtasis.