Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Estimado/a amigo/a:
El ciclo de Adviento-Navidad está siendo ocasión para contemplar la vida de Jesús a través de los ojos de Santa María:
. “La Anunciación” y/o “La Encarnación del Hijo de Dios” (clica aquí).
. “La visitación de la Virgen a su prima santa Isabel” (clica aquí).
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El “Nacimiento de Jesús en Belén” es el “epicentro” de los Misterios de Gozo y, seguramente, del resto de los misterios del Rosario: se podría decir que todo se deriva de ahí…
1º) «María se levantó y marchó deprisa a (…) una ciudad de Judá» (Lc 1,39). «Y cuando ellos se encontraban allí [en Belén], le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito» (Lc 2,6-7). Lo más decisivo del mundo se resuelve en 2 versículos. ¡Cuánta sobriedad!, ¡cuánta sencillez!: así es Dios, así es María (ampliación: clica aquí). Así es también el Reino de Dios y así debe ser la Iglesia… ¡Lo del grano de mostaza (cf. Mt 13,31-58) va en serio: en aquel entonces, ahora y siempre! (ampliación: clica aquí).
2º) «Lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre» (Lc 2,7). El “epicentro” de nuestra historia se centra en unos “pañales” y en un “pesebre”. Son las insignias para su identificación (clica aquí). ¡Misterio grande, misterio de dulzura! El cristianismo naciente experimentó —no sin sufrimientos— una extraordinaria difusión en poco tiempo: es una religión dulce (ampliación: clica aquí). Si a veces —o muchas veces— la Iglesia es rechazada por los hombres, en buena parte, es porque sus fieles —clérigos y laicos— hemos hecho cosas en nombre de Cristo que no responden a su dulzura (cosas que Él nunca habría hecho y por las cuales hemos de entonar un “mea culpa”).
3º) «Una multitud del ejército celestial cantaba a Dios, diciendo: ‘Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz (…)’» (Lc 2,13-14). Entran en escena ángeles y pastores; seres celestiales y seres humanos: todos gozan de la paz por el nacimiento de Jesús. ¡Y alegría, por la cercanía de Dios¡ (ampliación: clica aquí) ¡Qué paradoja!: en la gruta de Belén están todos, no tienen nada (ni siquiera techo), pero tampoco echan en falta nada, pues «Quien a Dios tiene, nada le falta» (Santa Teresa de Jesús).
4º) «El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende» (Is 1,3). He ahí una antigua denuncia de Isaías. No “todos” se alegran con el nacimiento del Mesías; no “todos” acuden a la gruta. Ahí no están ni los príncipes de los sacerdotes, ni los escribas, ni Herodes… Todos esos están entretenidos en sus casas y en sus cosas. ¡Israel no entiende! (ampliación: clica aquí), pero el buey y el asno sí… Esos simpáticos convidados —en su simplicidad— nunca han faltado en el pesebre. En el establo están los corazones simples que confían en Dios: María, José, los ángeles, los pastores, los Reyes de Oriente… (ampliación: clica aquí). Ellos son “como” el buey y el asno: no tienen miedo a Jesús.
5º) «De sus espadas forjarán azadas, y de sus lanzas, podaderas» (Is 2,4). Isaías anunció paz y prosperidad con la venida del Mesías: los instrumentos de guerra serían sustituidos por herramientas de trabajo (ampliación: clica aquí). Por lo pronto, a Belén sólo acudieron los trabajadores: los pastores y los sabios de Oriente… ¡El resto no movieron ni un dedo! Desde entonces bastante se ha hecho, pero todavía queda mucho (ampliación: clica aquí). ¡El trabajo es correa de transmisión de la Redención!
El Equipo de evangeli.net te desea una Santa Navidad y un feliz Año Nuevo de Nuestro Señor Jesucristo. |
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15 de diciembre
Domingo 3 (C) de Adviento
Vídeo del Evangelio y comentario
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