Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)
»Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
«Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón»
Abbé Jean GOTTIGNY (Bruxelles, Bélgica)Hoy, veinticuatro de enero, celebramos la memoria litúrgica de un hombre apasionado por Dios y por el prójimo: san Francisco de Sales (1567-1622), obispo de Ginebra, con residencia en Annecy, en la época de la Reforma.
Jesucristo recomienda cultivar la humildad y la benevolencia: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mt 11,29). Dos virtudes morales que hay que buscar cuando estamos tratando de forjarnos un lugar en el sol a costa de la expulsión del prójimo.
Y no nos equivoquemos, la dulzura no tiene nada que ver con la sensiblería. Aquélla es el fruto de la gracia de Dios y de una conquista personal. Francisco de Sales, que era de un natural impetuoso, se ha convertido en el paradigma de la dulzura, al precio de un combate diario toda su vida. Hablando sin duda de experiencia, escribe en la Introducción a la vida devota: «Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre». Había ingresado en la escuela de Aquél que se presenta como «paciente y humilde de corazón» (Mt 11,29).
No debemos confundir la humildad de corazón con la timidez. Aquella consiste en ser sincero, es decir humus, ese abono natural donde crecen fácilmente los árboles que Dios quiere plantar. «Nuestro Señor está tan enamorado de la humildad que se lanza con fuerza allí donde la ve» afirma el obispo de Ginebra. La humildad presupone una disposición total a la acción divina así como una disponibilidad sin fallas hacia el prójimo.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación» (San Francisco de Sales)
«San Francisco de Sales es un testigo ejemplar del humanismo cristiano. Con su estilo familiar, con parábolas que tienen a menudo el batir de alas de la poesía, recuerda que el hombre lleva inscrita en lo más profundo de su ser la nostalgia de Dios» (Benedicto XVI)
«El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: ‘Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí...’ (Mt 11,29) (…). Él es el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: ‘Amaos los unos a los otros como yo os he amado’ (Jn 15,12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 459)