Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)Hoy celebramos san Luis Gonzaga (1568-1591), patrón de la juventud cristiana. Él —dejando atrás todas las perspectivas que le ofrecía su ascendencia familiar— se entregó a Dios siendo muy joven y entregó su vida con fama de santidad cuando apenas tenía 23 años.
Luis, ciertamente, murió joven (¡más joven que Jesucristo!). Pero, ¿cuál es la verdadera “juventud”? ¿De qué depende ser joven? ¿De la corta edad o, quizá…? La experiencia nos muestra que hay jóvenes “momificados” y, a la vez, mayores llenos de vitalidad. Según el Papa Francisco, «ser joven, más que una edad, es un estado del corazón». Un ejemplo: san Juan Pablo II al final de su vida se presentaba como “un joven de 84 años”. Él mismo afirmó en alguna ocasión que «los viejos son los que no tienen proyectos». Y, de hecho, cuando este Papa santo murió, tenía la agenda de trabajo llena hasta seis meses vista.
Ya se ve que el cómputo de los años es un criterio superficial para cifrar el estado de juventud. Jesucristo —«el eternamente joven» (Papa Francisco) hace más de 2.000 años que nació: ¿alguien se atrevería a decir que Jesús es muy “viejo”? Visto desde la perspectiva sobrenatural —la más decisiva— y considerado desde el horizonte de eternidad —el más definitivo—, ¿qué significan 70 años, o 80, o 2.000? ¡Nada!
Si Cristo ha resucitado, si “Jesús vive”, entonces el baremo de la juventud es otro: el amor, es decir, Jesús mismo. He ahí el “nuevo baremo”: «Que os améis unos a otros tal como yo os he amado» (Jn 13,34).
A san Luis se le hizo corto el “tiempo” viviendo la caridad cuando los jesuitas atendían a los damnificados por una epidemia que afectó a Roma el año 1591. Luís —cargando enfermos a sus espaldas y atendiéndolos en todo— contrajo la fiebre de aquella epidemia. Pero, ¿realmente fue “corta” su existencia terrenal? Quizá no tan corta, ya que «nuestra vida en la tierra alcanza su plenitud cuando se convierte en una ofrenda» (Papa Francisco).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«El secreto para vivir en paz con todos consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad» (San Luis Gonzaga)
«Los santos en su encuentro con el Señor en la Eucaristía, han sacado toda su capacidad de amar al prójimo de manera siempre nueva y, recíprocamente, este encuentro ha adquirido todo su realismo y toda su profundidad precisamente gracias a su servicio a los otros» (Benedicto XVI)
«La fe en el amor de Dios encierra la llamada y la obligación de responder a la caridad divina mediante un amor sincero. El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre todas las cosas y a las criaturas por Él y a causa de Él» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.093)