Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)
Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
«Echad vuestras redes para pescar»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)Hoy, la celebración de san Josemaría nos recuerda la “buena nueva” de que todos —sin excepción— estamos llamados a la santidad en medio del mundo. No fue en vano que san Juan Pablo II calificó la figura de san Josemaría —en el día de su canonización— como “el santo de la vida ordinaria”.
Si bien otros autores (san Francisco de Sales, por ejemplo) ya habían insinuado que la santidad es también una llamada divina dirigida a los fieles laicos de la Iglesia, sin embargo el mensaje de san Josemaría ha sido profético en el siglo XX. En efecto, el Concilio Vaticano II comportó un “giro copernicano” en la autocomprensión de la Iglesia misma: ella no es esencialmente una élite jerárquica, sino el “Pueblo de Dios”, representado en aquella barca de pescadores con la que frecuentemente Jesús surcaba las aguas del mar. Y es desde allí, desde la barca de unos trabajadores de profesión pescadores, que los llamó a la santidad (“pescadores de hombres”) sin necesidad de abandonar ni el mar ni las redes.
«Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador (…). —No temas. Desde ahora serás pescador de hombres» (Lc 5,8.10). Feliz coincidencia semántica: “pecador” y “pescador” sólo difieren en una “S”, la “S” de “santidad”. La barca, las redes, el mar… no son obstáculo para la santidad: todo lo contrario, son el ámbito de la santidad para la mayor parte de los discípulos de Cristo. En palabras de san Josemaría, «Lo que a ti te maravilla a mí me parece razonable. —¿Que te ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu profesión? Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las redes: a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores... Y, ¡asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos».
Es verdad que ellos «dejándolo todo, le siguieron» (Lc 5,11), pero también es cierto que no dejaron de ser lo que ya eran: ¡trabajadores! Sigue vigente la petición del Señor: «Echad vuestras redes para pescar» (Lc 5,4).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Siente cada día la obligación de ser santo. ¡Santo!, que no es hacer cosas raras: es luchar en la vida interior y en el cumplimiento heroico, acabado, del deber» (San Josemaría)
«Este sacerdote santo enseñó que Cristo debe ser la cumbre de toda actividad humana (cf. Jn 12,32). Su mensaje impulsa al cristiano a actuar en lugares donde se está forjando el futuro de la sociedad. De la presencia activa de los laicos en todas las profesiones sólo puede derivar una contribución positiva para el fortalecimiento de la armonía entre fe y cultura» (San Juan Pablo II)
«‘Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad’ (Concilio Vaticano II). Todos son llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto’ (Mt 5,48)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.013)