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Contemplar el Evangelio de hoy

Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)

27 de julio: San Cugat, mártir
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Texto del Evangelio (Jn 12,24-26): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará».

«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto»

Rev. D. Àlex SERRA (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy te invito a pensar en aquella persona que te ha impactado más en tu vida, alguien que ha hecho algo distinto para ti. ¿Por qué te removió? ¿Lo recuerdas?... ¡Pues, porque te amó! El hecho es que san Cugat (Cucufate) vino aquí —junto con san Félix— procedente del Norte de África, a finales del siglo III. Félix marchó a Girona y Cugat permaneció aquí. No tenemos muchas más informaciones de él: sí que sabemos que existió y que vino aquí, pero no sabemos qué más hizo. ¡Qué fuerte tiene que ser que, sin tener más información, haya impactado tanto que incluso un municipio se llame con su nombre y que tanta gente le rece.

¿Qué hizo, pues? Podía haber hecho muchas cosas, pero no le seguimos por eso (quien más quien menos, todos hacemos muchas cosas). San Cugat amó de tal manera que hasta el día de hoy podemos hablar de él. Dejándolo todo, vino aquí —un lugar que él no conocía—; y vino para predicar a Jesús. Y así dio la vida.

Piensa si tú has impactado en la vida de otro porque —de alguna manera— le hayas entregado la vida. Éste es el sentido de las palabras de Cristo cuando dice que «si el grano de trigo cae en tierra y muere (…), da mucho fruto» (Jn 12,24). ¡Esto es lo que hizo nuestro mártir!

El Señor nos llama a hacer como san Cugat: él subió al podio por una medalla que no pasa (¡estamos ya en el siglo XXI!!!). ¿Qué hay tras él que arrastra tanto? Está el Señor en quien creemos, un Dios que perdura. Agradecidos al Señor y al mártir de nuestra ciudad, cantemos con gozo: «Con el corazón abierto de par en par y con el aliento vivo, alabemos el triunfo de san Cugat (…). Tu recuerdo vive en nosotros y el pueblo lleva tu nombre» (Gozos de san Cugat).

—Jesús, queremos que seas “el Señor” de nuestras vidas!