Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)
»Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».
«‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’»
Rev. D. Ricard CASADESÚS i Castro (La Garriga, Barcelona, España)Hoy, al recordar a santa Hildegarda de Bingen, leemos la parábola de las diez vírgenes (Mt 25,1-13) que es una buena semblanza de esta santa y, al mismo tiempo, un anuncio escatológico de la segunda venida de Cristo.
Jesús nos dice que hay que estar siempre a punto, cada uno con su lámpara encendida, y la provisión para que no se apague. La lámpara encendida es imagen de la fe-personal en Jesucristo muerto y resucitado, simbolizada el día del bautismo por el cirio encendido por nuestros padrinos del cirio-pascual, que significa la fe de la Iglesia. Ahora somos nosotros quienes debemos mantener la llama de nuestra fe encendida, para que cuando llegue el Señor nos reconozca por la fe y podamos entrar en el banquete celestial. Por eso, el Papa Francisco nos exhorta a no olvidar el día del bautismo y celebrar su aniversario, tal y como hacemos con el nacimiento.
Por otra parte, la parábola deja claro qué tipo de virgen era Santa Hildegarda: «Cinco de ellas eran... prudentes». Efectivamente, santa Hildegarda fue una de las vírgenes que, atendiendo al clamor «¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!», no dudó en estar preparada en todo momento para recibir al Señor. Por eso, la Iglesia la proclamó santa, pues «las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda».
Esta monja benedictina alemana del s.XII, con su gran inteligencia y cultura, supo no sólo mantener la llama de la fe siempre encendida, sino convertirse en lámpara que iluminó, como abadesa, a sus hermanas monjas. Después de 900 años, sigue siendo hoy un faro del conocimiento. Por eso, el Papa Benedicto XVI la proclamó “doctora de la Iglesia” en 2012.
En vida, santa Hildegarda fue agraciada con visiones espirituales y experiencias místicas, que escribió en su obra “Scivias”, tales como esta: «En la creación de todas las cosas he introducido mi Aliento de tal modo que ningún ser de la creación es efímero en su especie, porque Yo soy la vida. Soy vida íntegra y perfecta».
Si, en vida, recibió la gracia de una visión beatífica anticipada, en la muerte, obtuvo el regalo de poder entrar en la boda del Cordero. Seguro que hoy nos diría: «Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora». Ahora es nuestro turno: ¿Seremos de las vírgenes prudentes o necias?
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Hay música del Cielo en todas las cosas» (Santa Hildegarda de Bingen)
«Hildegarda subraya la profunda relación entre el hombre y Dios, y nos recuerda que toda la creación, cuyo vértice es el hombre, recibe vida de la Trinidad» (Benedicto XVI)
«El Dios eterno ha dado principio a todo lo que existe fuera de él. Él solo es creador (el verbo "crear" —en hebreo “bara”— tiene siempre por sujeto a Dios). La totalidad de lo que existe (expresada por la fórmula ‘el cielo y la tierra’) depende de aquel que le da el ser» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 290)