Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)
«Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres»
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)Hoy, al ver cómo Jesús llama a los primeros discípulos a la misión, pensamos en un gran misionero que vivió en una época muy convulsa como fue el siglo XIX, sin que ello le impidiera llevar el mensaje del Evangelio a Cataluña, Canarias y Cuba: es san Antonio María Claret que, como los primeros discípulos escuchó la llamada de Jesús en su juventud: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres» (Mc 1,17). Como Santiago y Juan, que dejaron a su padre en la barca con los jornaleros, Antonio María dejó el taller textil familiar y su pueblo de Sallent para emprender el camino del sacerdocio, en el que tuvieron un papel destacado la predicación y la catequesis.
Jesús decía: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15), y Antonio María hizo de esta llamada del Señor el programa de su vida: como catequista, como presbítero, como obispo y como confesor de la reina Isabel II de España, cuando en esta época fundó la congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María y fue el alma de la fundación de una multitud de institutos religiosos dedicados a la educación de niños y jóvenes y al cuidado de los enfermos. Con la creación de la imprenta religiosa trabajó por la difusión de la cultura cristiana popular con la publicación de muchos libros, ejerciendo una benéfica influencia.
Sin duda, san Antonio María Claret fue un santo y sabio pescador de hombres, celoso en el ministerio sacerdotal y en la obra de la evangelización. En su autobiografía nos da un retrato breve y preciso de cómo tiene que ser el misionero: «Inflamado por el fuego del Espíritu Santo,… seguirá e imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas».