Un equipo de 200 sacerdotes comenta el Evangelio del día
200 sacerdotes comentan el Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)
»Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».
«Las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda»
Rev. D. Josep Mª CAMPRUBÍ i Rovira (Barcelona, España)Hoy celebramos santa Cecilia, mártir. Según el martirologio conocido como “Martyrologium hieronymianum”, Cecilia fue una noble romana convertida al cristianismo y martirizada por su fe (entre los años 180 y 230). Su nombre está incluido entre los mártires mencionados en la Plegaria Eucarística I de la misa.
Con la parábola de unas vírgenes prudentes y otras que no lo eran, Jesús nos habla de cómo podemos entrar en el Reino de Dios. La prudencia es una virtud: es prudente el hombre sabio que mide sus palabras y actúa con serenidad y sabiduría en su vida; sabe ser previsor antes las circunstancias que se presentan repentinamente. Entre los dones del Espíritu podemos incluir el de la prudencia.
Las vírgenes prudentes poseían este don del Espíritu. En su conducta previsora se habían proveído de suficiente aceite. No fueron sorprendidas en vacío, pudieron entrar en el banquete. Las que no actuaron con esta sabia prudencia quedaron excluidas de la fiesta.
Santa Cecilia es una joven mártir. Cuando («a medianoche») llegó el Esposo, en el momento de su martirio, el Señor la encontró prudentemente proveída del aceite de la fe con la lámpara encendida. Su fe, alimentada por el Espíritu, no se apagó ante la prueba. Acompañó al Esposo con la lámpara encendida de la fe. El místico Serafín de san Buenaventura, comentando este texto evangélico, dijo: «Pienso que a las vírgenes que no eran prudentes les faltaba el Santo Espíritu de Dios. Adolecían de la gracia del Espíritu Santo, simbolizada por el aceite, sin el cual nadie puede ser salvado».
Las vírgenes prudentes, Cecilia entre ellas, con la gracia del Espíritu Santo pudieron mantener encendida la llama de la fe cuando vino el Esposo, «entraron con él a las bodas» (Mt 25,10) siguiendo sus pasos. Sólo con la gracia del Espíritu Santo pudieron acompañar al Esposo…, pudieron como Él pasar por la puerta de la muerte a fin de participar con Él en el banquete eterno de las bodas del Cordero.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Que mi corazón y mi carne permanezcan puros, ¡oh Señor!, y que no me vea defraudada en tu presencia» (Santa Cecilia)
«La fe sigue esta voz profunda donde el arte por sí solo no puede llegar: la sigue en el camino del testimonio, del ofrecimiento de sí mismo por amor, como hizo Cecilia» (Benedicto XVI)
«El canto y la música están en estrecha conexión con la acción litúrgica. Criterios para un uso adecuado de ellos son: la belleza expresiva de la oración, la participación unánime de la asamblea, y el carácter sagrado de la celebración» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.191)