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Contemplar el Evangelio de hoy

Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)

14 de febrero: San Cirilo, monje, y san Metodio, obispo, Patronos de Europa
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1ª Lectura (Hch 13,46-49): En aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: ‘Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra’». Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región.
Salmo responsorial: 116
R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.
Versículo antes del Evangelio (Mt Mt. 28,19a.20b): Aleluya. Id y haced discípulos a todos los pueblos; yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 10,1-9): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde Él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».

«El Señor designó a otros setenta y dos y los envió a donde Él había de ir»

Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Hoy es la fiesta de los santos Cirilo y Metodio, hermanos de sangre y Patronos de Europa. Fueron misioneros y evangelizadores en una gran parte de la geografía europea. Prepararon textos litúrgicos en lengua eslava, escritos en caracteres que después se denominaron “cirílicos”.

El Evangelio conecta con estos grandes misioneros —ya que Jesús, enviado por el Padre y por el Espíritu— formó misioneros a su alrededor y los envió. Envió a los doce apóstoles y a los setenta y dos discípulos. Los primeros podrían representar a los sacerdotes y a los consagrados a Dios por los votos religiosos. ¿Quiénes serían los setenta y dos discípulos? Todos los cristianos. Jesús nos envía a todos. Cada uno de nosotros es un enviado, un misionero suyo.

Quizá nos deberíamos repetir con mayor frecuencia que Jesús nos envía (tanto si somos de los doce como de los setenta y dos). Cada uno en la parcela y en la tarea concreta de la misión que nos encomienda.

¿Cuál es nuestra misión y el mensaje que llevamos de parte de Jesús? Hemos de anunciar el Reino y proclamar la paz: «Decid primero: ‘Paz a esta casa’; (...) decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’» (Lc 10,5.9). San Francisco lo resumía en dos palabras: «¡Paz y Bien!». Y, ¿cuándo somos misioneros? Cuando nuestra vida en el hogar, en el trabajo y en todas partes, rezuma la paz y la bondad de un corazón reconciliado. Es un testimonio que hemos de dar, algunas veces con palabras, y siempre con nuestra conducta de cristianos.

Los santos Cirilo y Metodio reconocieron que esta vocación y misión son un regalo de Dios. Cirilo lo expresó rezando: «Tuyo es el don por el cual nos has destinado a predicar el Evangelio de tu Cristo, y a promover aquellas buenas obras que te son complacientes».

¡Ojalá que, por intercesión de los santos Patronos de Europa, seamos fieles misioneros de Cristo!

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Señor, Dios mío, te devuelvo como tuyos a los que me diste; gobiérnalos con la fortaleza de tu mano derecha y cúbrelos con la sombra de tus alas, para que todos alaben y glorifiquen tu santo nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén» (San Cirilo, monje)

  • «Junto a un gran respeto por las personas y a la desinteresada solicitud por su verdadero bien, los dos santos hermanos tuvieron adecuados recursos de energía, de prudencia, de celo y de caridad, indispensables para llevar a los futuros creyentes la luz» (San Juan Pablo II)

  • «(…) La reunión de la Iglesia es, por así decirlo, la reacción de Dios al caos provocado por el pecado. Esta reunificación se realiza secretamente en el seno de todos los pueblos (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 761)