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Contemplar el Evangelio de hoy

Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)

12 de diciembre: Nuestra Señora de Guadalupe (Reina de México, Patrona de las Américas y Filipinas)
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Texto del Evangelio (Lc 1,39-48): En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada».

«Todas las generaciones me llamarán bienaventurada»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, México celebra solemnemente a Nuestra Señora de Guadalupe, venerada como Reina del pueblo mexicano. Toda América también la celebra como su Patrona. Pero aún hay más: todo el mundo se alegra con esta fiesta de nuestra Madre. No en vano el Espíritu Santo le inspiró esas palabras: «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada» (Lc 1,48).

¡Todas las generaciones y de todo el mundo! ¿Parece una exageración? Pues no lo es. Preguntémonos, por ejemplo: ¿cuántas veces hoy mismo repetiremos en el mundo entero “bendita tú eres entre todas las mujeres”? Millones y millones de veces. ¡En un solo día! ¡Y así cada día! En fin, que el Espíritu Santo no se equivocó.

Santa María es un caso único: ninguna otra persona es tan recordada como ella en todas partes del mundo. Es un “caso único” como lo es también su Hijo Jesús, pues «no hay ningún otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, por el que tengamos que ser salvados» (Hch 4,12).

En relación a la Virgen hay, además, otro hecho impresionante: Ella es venerada en tantas regiones y comarcas distintas del mundo y, a la vez, frecuentemente, es representada según la fisonomía y los rasgos propios del lugar. Eso ocurre porque María es Madre de todos y, lógicamente, cada uno, cada pueblo la representa según su propia imagen. ¡Los hijos se parecen físicamente a su Madre! Por eso en México la contemplamos morena y con rasgos mestizos. Tampoco fue casual que María le hablara a Juan Diego en lengua azteca.

Pero tratemos de parecernos a Ella, sobre todo, espiritualmente. La Virgen de Guadalupe refleja en sus ojos a su querido hijito Juan Diego. ¡Nuestra Madre nos mira! ¡Qué responsabilidad tan grande tenemos! —Madre, yo quisiera que en tus preciosos ojos se reflejaran sólo cosas buenas, como la piedad, humildad y obediencia de san Juan Diego… y las flores que tú misma le diste y que tanto te gustan…

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «El Señor quiere de nosotros que no desaprovechemos la ocasión de crecer en su Amor a través del trato con su Madre. Que cada día sepamos tener con Ella esos detalles de hijos — cosas pequeñas, atenciones delicadas—, que se van haciendo realidades de santidad personal y de apostolado» (San Josemaría)

  • «La Virgen de Guadalupe sigue siendo aún hoy el gran signo de la cercanía de Cristo, al invitar a todos los hombres a entrar en comunión con Él, para tener acceso al Padre. Al mismo tiempo, María es la voz que invita a los hombres a la comunión entre ellos» (Juan Pablo II)

  • «(…) María es ‘bendita entre todas las mujeres’ porque ha creído en el cumplimiento de la palabra del Señor. Abraham, por su fe, se convirtió en bendición para todas las ‘naciones de la tierra’ (Gn 12,3). Por su fe, María vino a ser la madre de los creyentes, gracias a la cual todas las naciones de la tierra reciben a Aquél que es la bendición misma de Dios: ‘Jesús, el fruto bendito de su vientre’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.676)