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Contemplar el Evangelio de hoy

Evangelio de hoy + homilia (de 300 palabras)

2 de enero: Santos Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno, obispos y doctores de la Iglesia
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Texto del Evangelio (Mt 23,8-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

«Vosotros no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro (…), el Cristo»

Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)

Hoy celebramos la memoria de los santos Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno, ambos obispos y doctores de la Iglesia, en el siglo IV. Fueron íntimos amigos, viviendo una fraternal amistad hasta la muerte: compartieron la vida eremítica y cultivaron la filosofía y la teología en los años de las disputas cristológicas.

San Gregorio Nacianceno, relatando los orígenes de la mutua amistad, escribe: «Yo acompañaba a mi gran Basilio, no solamente por veneración, sino también porque me daba cuenta de la firmeza de su carácter y de la oportunidad de sus palabras (…). Esto fue el proemio de nuestra amistad; de aquí brotó la chispa de nuestra comunión: éramos una sola cosa y mirábamos lo mismo. Las esperanzas que nos conducían eran idénticas».

¿Qué miraban? ¿Cuál era la esperanza que los mantuvo unidos siempre? La respuesta es Jesucristo, pues Él es el maestro y el guía: «Vosotros no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro (…). Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo» (Mt 23,8-10). En el nombre de Cristo encontraban su unión: «Nuestro gran nombre consistía en el hecho de que éramos cristianos, y así nos llamaban» (San Gregorio).

Algunos "profetas del pensamiento" del siglo XIX aseguraban que el progreso de la ciencia y de la técnica inducirían "automáticamente" la paz en el mundo. La historia reciente no les ha dado la razón: el "saber" que no conoce a Dios es parcial, difícilmente sabe del amor y fácilmente aboca a la separación. La paz, la fraternidad, no son hijos de la ciencia ni de la técnica, sino un don del Amor de nuestro Padre-Dios. Y, de hecho, fue en el nombre de Cristo que Basilio y Gregorio -hombres de ciencia y pensamiento- llegaron a ser hermanos. «Vosotros sois todos hermanos. [No] llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo» (Mt 23,8-9).

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «O nos apartamos del mal por temor del castigo y estamos en la disposición del esclavo, o buscamos el incentivo de la recompensa y nos parecemos a mercenarios, o finalmente obedecemos por el bien mismo del amor de quien manda y entonces estamos en la disposición de hijos» (San Basilio el Grande)

  • «San Gregorio Nacianceno, sintió necesidad de acercarse a Dios para superar el cansancio de su propio yo. Para él, en el drama de una vida sobre la que pesaba la conciencia de su debilidad y de su miseria, siempre fue más fuerte la experiencia del amor de Dios» (Benedicto XVI)

  • «La oración es la vida del corazón nuevo. Debe animarnos en todo momento. Nosotros, sin embargo, olvidamos al que es nuestra Vida y nuestro Todo. (…) ‘Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar’ (San Gregorio Nacianceno). Pero no se puede orar en todo tiempo’ si no se ora, con particular dedicación, en algunos momentos (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.697)